El migrante Luis Alberto Juárez
regresó a Guatemala para estar con su familia luego de 5 años de vivir
en Estados Unidos, pero el motivo de su retorno no fue el más
afortunado.
Luis fue diagnosticado hace tres años con cáncer de colón. Regresó a la tierra donde dejó el ombligo por recomendación médica, para pasar sus últimos días de vida con su esposa, hijos y demás familia.
Como muchos otros migrantes, Luis quería ganar más dinero para mantener a su familia que vive en Antigua Guatemala.
Trabajó como jardinero y reparando techos, pero luego de tres años de permanecer en la ciudad de Santa Fe, Nuevo México, enfermó gravemente.
Debido al alto precio del pasaje, el guatemalteco no podía pagar el boleto que lo traería de regreso a su tierra, así que dijo a los doctores que prefería seguir trabajando el tiempo que restara para apoyar los gastos de su familia.
Por otro lado, pesaba en su corazón el hecho de convertirse en una carga y no un alivio para su familia. Finalmente los médicos lo convencieron y ellos pagaron el viaje de regreso a Guatemala.
A inicios de noviembre, el antigüeño obedeció a sus médicos. En el viaje de regreso, lo acompañó la enfermera Paulina Chávez, quien lo atendía en el hospital donde estuvo internado en Estados Unidos.
Los médicos estiman que Juárez vivirá al menos un mes.
“A él le gusta vivir aquí. Estaba trabajando para hacer dinero para su familia. A pesar de que estaba realmente enfermo, estaba tratando de trabajar. Todo el dinero iba a su casa”, dijo el Dr. Douglas Egli.
La enfermera Chávez, quien relató parte de la experiencia, aseguró que viajar junto a Juárez fue una bendición que cambió su vida.
Luis fue diagnosticado hace tres años con cáncer de colón. Regresó a la tierra donde dejó el ombligo por recomendación médica, para pasar sus últimos días de vida con su esposa, hijos y demás familia.
Como muchos otros migrantes, Luis quería ganar más dinero para mantener a su familia que vive en Antigua Guatemala.
Trabajó como jardinero y reparando techos, pero luego de tres años de permanecer en la ciudad de Santa Fe, Nuevo México, enfermó gravemente.
Debido al alto precio del pasaje, el guatemalteco no podía pagar el boleto que lo traería de regreso a su tierra, así que dijo a los doctores que prefería seguir trabajando el tiempo que restara para apoyar los gastos de su familia.
Por otro lado, pesaba en su corazón el hecho de convertirse en una carga y no un alivio para su familia. Finalmente los médicos lo convencieron y ellos pagaron el viaje de regreso a Guatemala.
A inicios de noviembre, el antigüeño obedeció a sus médicos. En el viaje de regreso, lo acompañó la enfermera Paulina Chávez, quien lo atendía en el hospital donde estuvo internado en Estados Unidos.
Los médicos estiman que Juárez vivirá al menos un mes.
“A él le gusta vivir aquí. Estaba trabajando para hacer dinero para su familia. A pesar de que estaba realmente enfermo, estaba tratando de trabajar. Todo el dinero iba a su casa”, dijo el Dr. Douglas Egli.
La enfermera Chávez, quien relató parte de la experiencia, aseguró que viajar junto a Juárez fue una bendición que cambió su vida.
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