Cuando un grupo de jóvenes hermosas tienen hambre y mucho tiempo libre,
este es el resultado. Estas chicas no tuvieron mejor idea que hacerles
bromas a los repartidores de pizza. Inocentemente creyeron que lo único
que tenían que hacer era llevar y cobrar el pedido.
Con una cámara
oculta, tanto los repartidores jóvenes como los más grandes cayeron en
la broma. La gran mayoría quedó atónitos, no lograban entender que es lo
que estaba ocurriendo. Otros, intentaban sin éxito alguno taparse el
rostro. El problema estaba en que no mirar era muy difícil o casi
imposible, al menos para gran mayoría de ellos.
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