Hoy quise escribirte una carta, una carta bella que te
llene de paz y que te haga esbozar una sonrisa. Esa paz que hace que tu rostro
se dulcifique...
Sé que me encuentro distante, que piensas que te he olvidado,
pero no...
No puedo olvidar a quien me ha hecho pasar momentos
hermosos y dulces. Momentos que vienen a mi mente cada vez que me lleno de
nostalgia. Esos recuerdos me hacen sentir fuerte, me hacen sentir que la
distancia no es tan grande...
El motivo de esta carta es para reafirmar mis
sentimientos y mi vida. Esa vida que se torna por momentos débil, esa vida que
me hace perder el equilibrio, pero que de nuevo me levanta cuando llegan a mí
los recuerdos del ayer...
Nada es fácil aquí. Nada sería tan maravilloso como
regresar al ayer y sonreír por cualquier tontería. ¡Cómo quisiera abrir los
brazos y sentir el calor de un abrazo de alguien mío! ¡Sentir un abrazo cálido
y amoroso! Pero estoy tan lejos, que sólo me consuela cerrar los ojos y
percibir el aroma del viento, el aroma a mi tierra hermosa, a mi gente... a mi
hogar.
Por momentos parezco claudicar, pero el ansia de
crecer me ayuda a no pensar... ¡Pero cuánto anhelo despertar con el aroma de un
café tan suave, tan lleno de ti! ¡Y poder sentir en la piel el calor de ese
hogar tan lejano, pero que se acerca en mis sueños de cada noche!
Te dejo esta carta, para que sepas que no olvido mis
raíces, que no olvido el aroma de mi tierra.
Que no te olvido... y que pronto estaré ahí, abrazando
los recuerdos.
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