SAN JUAN, Texas, EE.UU. (AP). Cuando Ruth García dé a luz mellizos dentro de un par de meses, los bebés tendrán todos los derechos de los ciudadanos estadounidenses. Ellos y sus seis hermanos y hermanas podrán votar, pedir préstamos estudiantiles e incluso postularse a la presidencia.
García es una indocumentada que vino al país ilegalmente hace unos 14 años y la ciudadanía de sus hijos y de millones de niños como ellos es objeto de un encendido debate.
Muchos republicanos quieren que se modifique la 14ta enmienda de la Constitución para que esos niños no tengan garantizada la ciudadanía. Dicen que mujeres como García se aprovechan de una enmienda cuyo propósito era garantizar los derechos de los esclavos liberados y pintan un panorama en el que numerosas mujeres embarazadas cruzan la frontera para dar a luz en territorio estadounidense.
Un análisis más detallado del tema, sin embargo, revela que no hay una tendencia tan marcada como dicen algunos.
En la mayoría de los casos, los indocumentados que tienen hijos en Estados Unidos no están de paso sino que son gente como García, que viven aquí desde hace años.
De los 340.000 bebés hijos de indocumentados nacidos en Estados Unidos en el 2008, los padres del 85% de ellos llevaban más de un año en el país y más de la mitad llevaban más de cinco años, según el Centro Hispánico Pew.
Expertos en temas de inmigración afirman que es muy poco común que alguien venga a Estados Unidos pura y exclusivamente para dar a luz, de modo que sus hijos sean ciudadanos estadounidenses. En general los padres vienen por razones económicas y terminan quedándose y armando familias.
El esposo de García fue deportado. Ella sobrevive vendiendo tamales a compatriotas que viven semiclandestinos en colonias pobres a lo largo de la frontera entre Texas y México, temerosos de ser deportados también.
"Los niños no tienen la culpa de haber nacido aquí", expresó García. "Mis hijos vivieron toda su vida aquí. Nunca han estado en otro país".
Las leyes actuales estipulan que García y las personas como ella no reciben la ciudadanía estadounidense pese a que sus hijos son estadounidenses.
Gente como la enfermera de 66 años Susan Struck, de Double Adobe, Arizona, cree que los indocumentados se están aprovechando del sistema.
"Vienen, tienen bebés con certificados de nacimiento de Estados Unidos y se regresan (a sus países) con ese certificado y un número de Seguridad Social (el servicio de asistencia social de Estados Unidos)", lo que les da acceso a servicios públicos, expresó Struck en un acto reciente cerca de la frontera organizado por gente del movimiento conservador conocido como Tea Party.
Varios prominentes líderes republicanos están de acuerdo con Struck. El senador Lindsay Graham plantea incluso que se modifique la constitución para negarle la ciudadanía a los hijos de indocumentados.
"Hay gente que atraviese medio mundo para agregar a la familia alguien con un pasaporte estadounidense. Vienen de sitios tan distantes como China y Turquía, y también de lugares cercanos como México", sostuvo Jon Feere, analista legal del Centro para Estudios de Inmigración, que promueve leyes más estrictas.
Es poco probable que se modifique la constitución, según expertos en temas legales. Se han propuesto varios cambios en los últimos años y ninguna iniciativa prosperó. Las modificaciones a la constitución requieren la aprobación de dos tercios de las dos cámaras del Congreso y es impensable que se logren esas mayorías ahora que los demócratas controlan ambos cuerpos, pues se oponen a los cambios.
Incluso suponiendo que los republicanos triunfasen en las elecciones legislativas de fin de año y tomasen el control del Congreso, les resultaría muy difícil hacer pasar la medida pues haría falta además la ratificación de tres cuartos de los estados.
Muchas mexicanas vienen a Estados Unidos a dar a luz en ciudades de la frontera como Nogales, pero generalmente lo hacen porque reciben mejor atención médica, según el shérif del condado de Santa Cruz Tony Estrada. Del lado mexicano de la frontera abundan los carteles promoviendo las bondades de los hospitales estadounidenses y de sus servicios para mujeres embarazadas.
El Centro Médico de Tucson, ubicado 185 kilómetros (115 millas) al sudeste de Phoenix, ofrece servicios orientados a mujeres embarazadas. El plan atrae a residentes del estado de Sonora que están en condiciones de costear el servicio y tienen visas de Estados Unidos, de acuerdo con el empleado del centro Michael Letson.
El demógrafo de la Universidad de Princeton Douglas Massey afirmó que lleva 30 años estudiando la inmigración mexicana y que nunca se topó con una inmigrante que haya dicho que vino a Estados Unidos para que sus hijos tuviesen la ciudadanía estadounidense.
"Los mexicanos no vienen al país para tener bebés", manifestó Massey, quien opina que muchas mujeres vienen y se quedan porque sus maridos ya no pueden entrar y salir del país como antes debido a las medidas de seguridad que se vienen adoptando desde hace años. "Terminan teniendo hijos en Estados Unidos porque sus compañeros ya no pueden ir y venir, y las familias quieren estar unidas", manifestó.
Lo más común, según los expertos, es que una pareja tenga hijos indocumentados, nacidos afuera, e hijos que nacieron en Estados Unidos. Ese es el caso de Beatriz Gómez, indocumentada de 35 años que vino a Phoenix hace 11 años.
Tiene una hija de 12 años, nacida en México y quien es indocumentada, y dos hijos de cinco y ocho años, nacidos aquí, que son ciudadanos.
"Es algo triste", dijo Gómez, aludiendo a su hija mayor, quien tenía un año cuando vino al país. "Estudia mucho, pero no podrá ir a la universidad, como los otros dos".
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