El número de muertes por complicaciones durante el embarazo y el parto ha descendido un tercio en las últimas dos décadas, pero aún fallecen unas 1.000 mujeres cada día de forma innecesaria, dijo el miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las mujeres en los países más pobres tienen una probabilidad 36 veces mayor de morir por causas vinculadas al embarazo que las que viven en naciones ricas, dijo la OMS, anunciando que las cifras de mortalidad materna continúan muy por encima de los objetivos de Naciones Unidas.
"Debemos hacer más para llegar a aquellas personas que tienen un riesgo mayor", declaró el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake, pidiendo más atención para los cuidados obstétricos en áreas rurales, zonas de conflicto y entre las mujeres que han contraído el virus del VIH, que causa el sida.
Un 99% de las 358.000 muertes de mujeres durante el embarazo y el parto que tuvieron lugar en el 2008 se produjeron en los países en vías de desarrollo, y más de la mitad en África subsahariana, según un informe publicado antes de una cumbre en Nueva York sobre los Objetivos del Milenio.
Para que las tasas de mortalidad materna alcancen el objetivo de la ONU, tendría que producirse un descenso anual del 5,5% desde ahora hasta el 2015. La tasa de descenso desde 1990, cuando se registraron 546.000 muertes vinculadas al embarazo, fue del 2,3%.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo esta semana que se precisaban miles de millones de dólares anuales para alcanzar los Objetivos del Milenio a los que el mundo se ha comprometido.
Las cuatro causas principales de mortalidad materna son graves hemorragias tras el parto, infecciones, desórdenes de hipertensión y abortos practicados sin las condiciones adecuadas, según los datos de la OMS.
"Estas complicaciones causan muchas muertes que pueden prevenirse fácilmente", declaró Ban en una rueda de prensa. "No podemos aceptar esta situación intolerable e inaceptable en la que millones de mujeres mueren innecesariamente", añadió.
La mejoría global vista desde 1990 se atribuyó a una mejor formación de las matronas, los mejores servicios de planificación familiar y un mejor cuidado en el parto y seguimiento posterior en hospitales y clínicas de todo el mundo.
El vicepresidente del Banco Mundial, Tamar Manuelyan Atinc, dijo que ayudar a que las familias pobres accedan a atención sanitaria, entre la que incluyó la planificación familiar, el tratamiento obstétrico de emergencia y la supervisión posparto, era fundamental para contribuir al descenso de la mortalidad materna.
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