La Iglesia Católica guatemalteca y la educación sexual

Antes de ahondar en el tema, me gustaría hacer hincapié en una situación por demás curiosa en relación a la Iglesia Católica Guatemalteca. En diversos espacios y momentos de la vida política, esta se presenta como la representante de las clases más desposeídas y marginales de la sociedad, sus prelados se encuentran abanderando la causa ambiental, el acceso a la tierra, la justicia, miles de religiosos católicos brindan asistencia hospitalaria a diario en todos los rincones del país, profesionales de la educación han formado a miles de jóvenes a lo largo de décadas, poseen el triste record de caídos en torno a la identificación con causas justas. En fin, no hay quien en Guatemala no reconozca tales méritos, sin embargo cuando han surgido los temas como el de la salud reproductiva e incluso la normatividad en relación a la participación del Estado en ámbitos de carácter privado esa misma Iglesia se transforma y evoca los viejos cánones de la iglesia colonial cerrando filas en torno a aquello, que para los sectores autodenominados progresistas (como serían algunas ONGs) es el conservadurismo de los “cashurecos”. Sin embargo en este diálogo de sordos hay algunas acotaciones que hacer en relación al tema, de cara a las enseñanzas que el Islam nos ha dejado y que me gustaría compartir para que pueda apoyar el debate, si es que lo hay.

Abstinencia, “si pero no”


Una de los aspectos más controversiales que giran entorno a los religiosos católicos, sacerdotes y monjas, a nivel mundial es precisamente el llamado voto de abstinencia al cual se adscriben, que los presenta ante las sociedades como seres humanos por encima del deseo sexual carnal, esto dice mucho de la profundidad del concepto acuñado en su programa como Educación Afectiva, que habla de las diversas formas en como los seres humanos sentimos y dejamos que nos sientan, mucho de la entrega que los religiosos hacen en sus obras hablan de esa misma afectividad. Sin embargo, en épocas resientes, salió a luz pública mundial la enumeración de actos de violación y abuso sexual de religiosos hacia feligreses, sobre todo jóvenes, incluso en Estados Unidos, cuyo sistema jurídico lo permite, florecieron miles de demandas penales que obligó a la iglesia a llegar a millonarios acuerdos para reconciliar a las partes. Aún así, el voto de castidad sigue incólume. El Islam no promueve la castidad, de hecho, el ejemplo de vida, por medio de la Sunna del Profeta, Paz y Bendiciones para el, nos muestra a un ser humano que en su vida se expreso físicamente con mujeres, y construyó relaciones filiales basadas en el principio de la obediencia a Dios, dicho ejemplo, es seguido desde el más mundano hasta el más obediente y entregado de sus seguidores. Pero regresando al tema de la iglesia, los sectores que objetan su propuesta parten del hecho de que la abstinencia es una propuesta “poco apegada a la realidad del dinamismo de las relaciones afectivas y sexuales en Guatemala”. Para ahondar en este tema nos ubicaremos en el desarrollo mismo de las relaciones sociales producidas con la incursión del liberalismo decimonónico, que en su ansia por frenar el conservadurismo de la iglesia neocolonial, propicio un nuevo contrato social que se basaba en la libertad de la persona frente al Estado y por supuesto ante la Iglesia, de ahí se deriva todo lo relacionado a la construcción del Laicismo que para sociedades periféricas como la Guatemalteca se lleva sólo en teoría porque la iglesia sigue su tradición de “opinión militante” sobre casi todos los aspectos de la vida social. Con el auge de las comunicaciones, las artes visuales y los métodos anticonceptivos, sobre todo después de la segunda mitad del siglo XX, Guatemala, al igual que todo el mundo occidental se vio inmersa en una vorágine de cambios que ha provocado esa nueva realidad, que no se puede obviar, como es el consumismo y con ello otra serie de males como podría ser el número de embarazos no deseados, embarazos en adolescentes, proliferación de enfermedades de transmisión sexual incluyendo el VIH-SIDA, pero además, el incremento de los casos de violencia intrafamiliar tanto por patologías desarrolladas desde el patriarcado como por las serie de frustraciones que provoca el mismo sistema. Pero, al lector de este trabajo lo puedo estar abrumando si en vez de abordar el tema de la educación sexual acudo a mi vieja formación marxista para explicar que las condiciones de la vida socio-reproductivas tienen causas estructurales, y el verlo como “educación sexual”, “salud reproductiva” o “relaciones afectivas” no es más que el esfuerzo de cuadricular la realidad social como si se tratase de proyectos de desarrollo, en el lenguaje que entienden las entidades de desarrollo, sobre todo Europeas, que apoyan tanto a las Ongs como a la misma iglesia en esta “cruzada moralista”. Regresemos al tema de la abstinencia, dentro de la lógica del mercado de relaciones socio-reproductivas en Guatemala dicha postura es por demás descabellada, a pocos metros del mismo atrio de la catedral de la ciudad de Guatemala, la más grande de Centroamérica, se venden DVDs, por millones, con producciones cinematográficas norteamericanas y mexicanas que hacen apología de relaciones sexuales libres, de machismo y violencia, por su parte miles de hombres y mujeres sostienen relaciones sexuales a través de una vasta red de Auto Hoteles en toda la república, especialmente en las ciudades, un sistema de cable que ha invadido los 332 municipios de la república, pero sobre todo, con una Iglesia que posee dobles morales, cuyo apetito sexual de sus integrantes es satirizado tanto en chistes cotidianos que alcanzan a la misma imagen y obra del Profeta Jesús, Paz y Bendiciones para El, además de la proliferación de “uniones de hecho” que no son más que relaciones de carácter marital sin que medie contrato alguno , venta de pornografía en plena luz del día a $1.50 (de dólar), existencia de amplias redes de prostitución de niñas, niños, mujeres y hombres por las calles de las principales ciudades de la nación, publicidad que utiliza la imagen de hombres y mujeres en situaciones eróticas en todos los diarios del país, ¿qué más se puede agregar a esta situación?, pues regularmente dentro de las sociedades periféricas, la estructura liberal que se basa en el principio de la libertad del individuo pasa también por la libertad de elección, que es más importante que todos estos elementos que denigran a los seres humanos, sobre todo a la mujer, es peor normar la forma de vestir que exista pornografía en las calles, porque para lo segundo los individuos pueden tomar su decisión de ver o no ver, de pagar el $1.50 o bien ir a la iglesia. El cristianismo se convierte en la práctica, en la asistencia los fines de semana a las iglesias, más que en la reafirmación de un sistema de vida, porque en la actualidad más del 95% del total de la población, en Guatemala, se autodefine como cristiana (católica o de la infinidad de iglesias evangélicas) y sin embargo estas situaciones se reproducen a diario.


¿Anticonceptivos o autocontrol?


La propuesta de la abstinencia de la Iglesia Católica no va sola, va acompañada del ataque a los métodos anticonceptivos, los cuales califica de “ofensivos” para la integridad humana, esos señalamientos van acompañados de dictámenes de doctores, católicos, en relación a lo poco fiable de estos métodos, tanto en la prevención de embarazos como en la de enfermedades de transmisión sexual, lo cual es motivo de otro debate que gira en torno a aspectos de carácter científico. Las posturas en contra de la posición de la iglesia, se pretenden hacer desde el posicionamiento científico y el reclamo del principio de libertad del individuo, sin embargo, cuando la iglesia se involucra en el debate reclama para si un soporte científico y la defensa de la unidad familiar, lo que produce, sin lugar a dudas un debate encendido. Los anticonceptivos, originalmente fueron concebidos como un gran alivio a la salud reproductiva, especialmente de las mujeres, dado que propiciaban el espaciamiento de embarazos o simplemente el trasladar el control para la concepción a la mujer, que en su condición desfavorable pagaba con su salud la máxima judeo cristiana de “con dolor parirás a tus hijos” y tener “los hijos que mande Dios”, esto además brindaba la oportunidad de que la mujer se involucrara en tareas productivas a nivel masivo, como se dio durante el boom del crecimiento industrial en Estados Unidos durante la segunda Guerra Mundial, que a falta de mano de obra masculina, que se encontraba en los diferentes frentes de batalla, millones de mujeres son incorporadas a tareas en fabricas. Sin embargo, en un acto revolucionario, la iglesia acepta en este juego de relaciones desfavorables hacia la salud de la mujer y propone un método de espaciamiento “natural”, el denominado Bilings que se basa en el control del calendario de ovulaciones de la mujer para que coincida con los momentos de relaciones sexuales con el esposo, claro esta, este método no esta diseñado para mujeres que sostienen relaciones sexuales sin estar casadas o fuera de matrimonio, por lo tanto, el método posee la doble validación la de espaciar y la de reafirmar la fe. En Guatemala sucede un fenómeno social similar con la proliferación de las maquilas, especialmente durante la década de lo noventas, que en su mayoría contrata mano de obra femenina y a nivel rural, con la elevación de inversión en la cobertura de salud, que se produjo con los programas de control de la natalidad que nacieron en la década de los sesentas . Los anticonceptivos, pensados para la salud reproductiva, se convirtieron en una verdadera revolución en las relaciones sexuales entre hombres y mujeres, porque al disponer de tales dispositivos, en el caso de la píldora anticonceptiva particularmente, se aceptaba que era posible sostener relaciones sexuales con varios individuos, durante todo el tiempo, sin comprometer su vida a la manutención de hijos producto de tales relaciones, por otro lado, el hombre descarga también su responsabilidad e incrementa el número de relaciones extramatrimoniales donde se puede ejercer el sexo “sin complicaciones y sin compromisos”. Pasaron muchos años antes de que la sociedad periférica guatemalteca comprendiera que aun cuando los anticonceptivos impedían los embarazos no deseados era completamente inefectivo a la hora de prevenir enfermedades de transmisión sexual y con la epidemia de VIH a nivel global, las empresas que fabrican tales productos encontraron un nicho de negocio rentable. La utilización del condón por parte de la población masculina enfrenta una serie de prejuicios producto de la cultura patriarcal, que regularmente la asocian con la carencia de placer, pero en realidad tiene que ver con la perdida de poder durante la relación sexual. No es bien visto por los hombres que sea la mujer la que solicite el uso del condón (a no ser que sea una prostituta) durante la relación “ocasional” ya que ello no sólo refleja “la carencia de confianza” sino que puede denotar la existencia probable de más parejas sexuales. La brecha entre la anticonceptiva y el condón, estaba definida por el género que en la práctica ejercía el control de las relaciones sexuales en la sociedad. El hombre no estaba, ni esta, “obligado” a entregar pruebas de virginidad para poder casarse, sin embargo la mujer si, de lo contrario “su valor como tal disminuía”. El uso de los anticonceptivos tiene valor de uso en tanto que no permite la transmisión de enfermedades ni embarazos no deseados, pero culturalmente define el carácter de la sociedad en su conjunto en cuanto a su practicas sexuales, el caso de Brasil es el más paradigmático, los niveles de transmisión de VIH disminuyeron producto de que el Estado puso en practica la política de distribución masiva de profilácticos, con ello estaba reconociendo su incapacidad para normar las relaciones de hombres y mujeres, entonces se concentro en las practicas, en ese sentido la Iglesia Católica parte de una teoría certera, en sentido de que la distribución de condones, al brindar una sensación de seguridad (cierta o no) si motiva la practica de sexo genital, sobre todo, fuera de la unidad matrimonial. El condón no sólo alcanzó a la píldora anticonceptiva en su uso, sino que la superó. El condón actualmente se distribuye en diversas presentaciones, bajo la lógica del mercado que el liberalismo implantó, define la nueva era de las relaciones sexuales, y rompe con el principio de la fidelidad y fornicación sustentado en las religiones monoteístas. El condón es la puesta en práctica de la máxima individualista del consumo, tanto que en las mismas gasolineras de todo el país se puede conseguir, y todas las campañas de las empresas que se dedican a su fabricación, motivan su consumo partiendo de que el público debe de dar rienda suelta a sus instintos “pero en forma segura”, para nada se cuestiona que cada vez más adolescentes y preadolescentes, al verse influidos por todos los medios audiovisuales, están desarrollando relaciones sexo genitales, muchas veces sin protección. Dentro de los esfuerzos que hace la iglesia para abordar el desarrollo de tales relaciones recurre al conservadurismo colonial, postura que es asociada como causal para la prevalecía de embarazos no deseados y proliferación de enfermedades de transmisión sexual, incluso como la persistencia de la cultura patriarcal. El debate pasa a acusaciones mutuas sobre la responsabilidad de los problemas sociales producto del desarrollo mismo del sistema anacrónico Estado periférico. No cabe la menor duda que el tema de los principios morales de la sociedad, que es identificado en la sociedad como una de las causas de la descomposición de las relaciones entre los individuos , es retomado por la Iglesia y “revolucionariamente” lo plantea desde la visión cristiana en su propuesta como una somera propuesta de cambio de practica de vida, que desafortunadamente llega tarde al proceso de desarrollo de la sociedad, que además no cuestiona a las empresas que se nutren de la divulgación de valores de consumo nocivo para el cuerpo y para el alma tal es el caso de los medios de comunicación masivo, la industria licorera, los medios publicitarios, hasta la existencia de las amplias redes de comercio informal que pone el mercado millones de films que denigran a hombres y mujeres. La pelea que brinda el conservadurismo católico alienta la disidencia hacia las denominaciones evangélicas, las cuales ante la inexistencia de institucionalidad, no sólo no definen una postura homogénea sino que por el ansía de ganar adeptos, muchas congregaciones, sobre todo neopentecostales, no ponen cortapisas a las formas de comportamiento ni de vestimenta de sus miembros, se respira en tales ambientes una especie de libertad que la iglesia católica no proporciona, esas diferencias marcan la pauta en las relaciones sociales dentro del ámbito de la nación. Esas mismas denominaciones cristianas condenan al Islam por su interpretación de la relación con el Estado, incluso en amplias campañas apoyadas con financiamiento de organizaciones “sionistas”, alientan la condena hacia el “extremismo musulmán”, (como si en Guatemala y Centroamérica hubiera una población considerable) sobre todo en la forma como se promueve las formas de comportamiento de hombres y mujeres, es mejor bajo esta óptica, el intentar el rescate de las “almas” por medio de una campaña de “Educación afectiva” y no el cambio dentro del Estado- Nación. Por parte de Ongs políticamente correctas, se exige al Estado incorporar la materia de Educación Sexual en el sistema de educación pública, e incluso hay quienes, al ver el crecimiento porcentual de embarazos prematuros e incidencia de ETS, no dudan en proponer que se distribuya condones en todas las instituciones educativas, pero no hacen nada por combatir las condiciones sociales que promueven el incremento de las relaciones sexo genitales dentro de la población femenina y masculina, porque esa dimensión pertenece al ámbito de lo privado.


Abortos: de métodos anticonceptivos a alternativas de vida


No hay ninguna religión, sobre todo las monoteístas, que justifiquen o acepten la muerte de un ser humano, y la visión del catolicismo en relación a que se es ser humano desde la concepción tiene que ver con el sentido más amplio de vida que dichas religiones enseñan y sobre la cual basamos nuestra vida. Ahora bien, el aborto como método alternativo para conservar la vida de una mujer, que ante condiciones particulares, ve amenaza su propia vida ante el embarazo, podría en determinado momento, coincidir con esa postura de conservación de la vida a toda costa, aún así la decisión de cobrar una vida por otra, en el juego que el liberalismo occidental implanto en cuanto a la soberanía de la voluntad del ser humano como individuo, paso a la mujer y con ella sus valores, incluso ya no a su núcleo familiar o pareja, esto es reafirmado con letra mayúscula y negrilla por entidades feministas, que han asumido la máxima liberal como proclama política. En la practica los abortos, no legalizados, se han convertido en “alternativa anticonceptiva tardía”, no es necesario profundizar en investigaciones sociológicas para determinar que la mayor parte de los abortos que se practican no responden a problemas que atenten contra la salud física de la madre. Al saber esto, las entidades a favor de tal método amplían el concepto de salud al agregar la dimensión psicológica, que tiene que ver con la incapacidad de poder ejercer la maternidad, hasta los casos más deleznables de violación, que para el caso de Guatemala son numerosos; pero al igual que los otros métodos, parten del principio de la suspensión del embarazo y la parte de las causas sociales que amenaza la “salud mental” de la mujer se deja en un segundo plano. Las condenas por violación son pocas en relación al número de abortos provocados por este mismo acto. En el caso de la “incapacidad de ejercer la maternidad”, esta puede ser aducida desde la edad cronológica de la madre hasta la condición económica, pero desafortunadamente en el clandestinaje de tal practica no se posee datos en relación a la incapacidad social, que sería aquella que están inducidas por presiones ejercidas por el prejuicio tal es el caso las relaciones extramatrimoniales, o bien los accidentales. La iglesia por medio de su amplia red de centros de orfanatos y feligresía, insisten en que los niños producto de embarazos no deseados pueden ser absorbidos en tales instituciones y con ello salvar dos vidas, una física y la otra moral, que es caso de la madre. Esta práctica es centenaria, no es nueva la existencia de centros de indoctrinamiento para hijos de población “hereje” que luego era conducida “por el camino de la salvación”, pero tal justificación nuevamente es enfrentada por las tendencias ideológicas liberales, que incluso fomentan el mercado de las adopciones . El aborto es el cierre del círculo de relaciones que las sociedades cristiano-liberales han montado en relación a la libertad sexual, y complementa todo el paquete de medidas de ajuste a una “vida moderna y libre”, el papel de la iglesia por su parte refleja lo contradictorio de su papel, entre colonizadora y reducto de la moral cristiana.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

es pecado la masturbacion

Anónimo dijo...

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