El problema fundamental de las personas extorsionadas es la falta de confianza en las autoridades, lo cual tiene un sesgo histórico y refleja el miedo de sentirse dentro de una situación controlada a la cual no se tienen ni indicios de cómo enfrentarla. Ahora se está proponiendo una manera que muchos expertos recomiendan y en otros países ha dado resultado, de parte del Ministerio de Gobernación, y del Consejo Asesor de Seguridad (CAS).
Lo primero es hacerlo saber a la Policía Nacional Civil o a al Ministerio Público. Luego, hacerlo saber a los vecinos y a personas que antes han sido extorsionadas sin éxito. Esto es básico porque devuelve la confianza a la víctima y desorienta a los victimarios, que se sienten amenazados. Además facilita la tarea de los investigadores.
El otro tema que entra en estos trabajos es la cultura de la denuncia. Esto choca con las costumbres de estos pueblos que han estado amordazados por dictaduras y durante grandes espacios de su historia, en la cual descubrir algo que no estaba dentro de lo legal resultaba peligroso y hasta en contra de la conciencia. Es por la confusión ideológica que se generó en la Guerra Fría, que duró 40 años en estos países, que denunciar era quemar a la gente de la propia familia que estaba incursionando en la guerrilla o simplemente ostentaba, dentro de sus credos políticos, ideas diferentes a las de los gobernantes. Recordemos la tiranía de Estrada Cabrera. Fueron miles los desaparecidos. Y durante el régimen de Jorge Ubico, y durante el llamado conflicto armado... durante todo ese tiempo el silencio fue la mejor postura para sobrevivir. Ahora debemos desaprender ese rasgo tan chapín y denunciar. Podemos ver que encierran a una anciana en la vecindad, o toparnos por causalidad de frente a un asesino, que lo callamos porque, primero, no creemos una obligación cívica la denuncia y, segundo, tenemos miedo a las represalias.
En países como Canadá o Estados Unidos, la denuncia es una obligación que todos cumplen y por tal motivo muchos delincuentes caen. En Cuba existe un monitoreo por cuadra del vecindario y por lo tanto muy rara vez se conoce un actuar en contra de los vecinos. También puede haber un abuso en este cuidar unos vecinos a otros porque recordemos que así nació la mafia italiana, dando protección. No se debe pagar por nuestra seguridad. Eso también es extorsión. Pero recordemos que para la seguridad de la comunidad es obligación nuestra denunciar algo que no está bien hecho. El simple golpear a una mujer vecina nuestra es causa para denunciar a su agresor. No digamos cosas más graves.
Como tantas veces se ha oído y dicho, tenemos que construir la ciudadanía, tenemos que volverla nuestra, porque la relación que tenemos con el vecino es pública y eso significa tener responsabilidades para con los otros. Cuidémonos cuidando. Eso hace una comunidad sana.
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